04 de mayo de 2017
SOLO UNA NOCHE
No sé cual sea mi necesidad por buscar con quien pasar la noche, pero una noche como cualquier otra, me decidí a tocar tu puerta. Descaro o atrevimiento, jamás sabré que fue lo que me impulsó a tocar la puerta de un desconocido.
“Buenas noches, estás solo”, afirmé más que preguntar. Acto seguido me encontraba en un departamento ajeno compartiendo una cerveza y algunas palabras con un desconocido. No teníamos porque preguntar ni contestar demasiado, si teníamos a la noche como el fondo de nuestro encuentro. Una cosa llevó a la otra y una prenda quitó a la otra.
Era de esperarse, nuestros cuerpos se encontraban ya desnudos en tu sala; desde un principio fue mi intención. ¿Por qué lo hago?, a veces me pregunto. Encontrar el amor, creo que no es la razón; buscar esa efímera felicidad que produce una aventura nueva, quizá por eso fue.
No preguntes demasiado, pensaba a cada momento, solo teníamos esa noche, de eso éramos conscientes.
Una caricia lleva a la otra, así fue por horas; llegó el amanecer.
Desperté en una cama ajena, eso lo sé. Desconocidos que se vuelven en conocidos, ya no es de mi interés. “Vamos a desayunar”, dijiste; contesté que no.
Solo fue una noche, solo eso fue.